martes, 14 de junio de 2011

The Chronicles of Melany Parker (Cap. 3)

Entró al probador, con otro vestido en la mano, y salió con este puesto: era un vestido azul eléctrico tipo strapless, con un moño enorme en la parte de atrás, este de color rojo dinamita: su rojo favorito. Ella sentía que ese vestido era casi un sueño, sus tías estaban de acuerdo con ella y la dejaron llevarse el vestido, no lo tendría que pagar, ya que sus tías eran las dueñas del lugar. Pero justo antes de que saliera de esa tienda del horror, se detuvo por un instante a contemplar un hermoso vestido que le gustó más que el otro. Soltó la bolsa en donde se iba a llevar el vestido azul y fue corriendo hasta donde estaba ese otro vestido, le siguieron sus tías. Ellas tapaban mi visibilidad y yo no podía ver nada; Ashley tomó el vestido entre sus delgados brazos, yo seguía sin ver que diseño tenía aquel vestido que Ashley Jefferson había adorado más que el anterior. Entró al probador número 4, por algún motivo no pude moverme del lugar en donde estaba y aprovechar la oportunidad de que sus tías habían ido por un poco de té a la parte trasera de la tienda y Ashley se había quedado totalmente sola dentro del probador. No podía moverme… ¡¡Maldita sea!!
La blusa que traía puesta se había enredado entre los picos de un vestido muy raro de color negro; me llamó tanto la atención ese vestido que me olvidé por completo de matar a Ashley Jefferson. Cuando por fin había logrado desenredar mi blusa de ese raro vestido y estaba decidida a ir a matarla, ella estaba saliendo del probador con el vestido puesto… ¡¡¡Maldita sea!!! ¡¡¡ELLA TRAÍA PUESTO MI VESTIDO SOÑADO!!!

Aquel vestido con el que había soñado tanto, aquel vestido color amarillo brillante, descubierto de un hombro y con una enorme flor azul en la cinta del hombro cubierto…  si existía, pero ahora lo traía puesto Ashley Jefferson. En ese momento sentí rabia, coraje y envidia, era una fiesta de emociones encontradas y sentía que mi cabeza estaba a punto de explotar por culpa suya. De pronto sentí que algo tiraba de mí y una voz en mi cabeza que me decía: “vamos Melany, ahora tienes otra razón más para matarla; no importa que solamente tengas 16, todos tus sueños han sido destruidos gracias a la existencia de esta chica. ¡¡¡Mátala, mátala, mátala!!!”.
Mi cabeza empezó a dar vueltas, no sabía qué hacer, mi cuerpo no respondía como debía y de pronto ese jaloneo que sentía comenzó a torturarme de una manera que no puedo explicar con palabras. Salían palabras de mi boca, ni yo misma sabía que rayos estaba diciendo. Me desmayé.
Por un instante pensé que estaba muerta y que mi sueño de matar a la rubia de ojos azules se había ido por la cañería importada desde Europa del lujoso baño de los Jefferson. Luego de un tiempo desperté; yo estaba acostada en la cama de un hospital, no me acompañaba nadie, era de esperarse. Tenía un montón de cables alrededor de mi cabeza, quise gritar con todas mis fuerzas, pero no pude ya que un tubo atravesaba mi garganta y me impedía decir una sola palabra. Comencé a temblar y después a convulsionar; de nuevo me desmayé. Y otra vez desperté en la misma cama, pero esta vez sí estaba acompañada: mi madre llorando en una silla de madera que habían colocado a un lado de donde yo estaba, y mi padre abrazándola y pidiéndole a Dios que yo me pusiera bien y que me dejaran libre. Yo todavía no comprendía lo que estaba pasando, ¿qué rayos estaban haciendo ellos allí? ¿Por qué mi padre quería que me dejaran libre? ¿Acaso yo había logrado mi cometido? ¿Acaso dentro de mi sufrimiento yo había logrado matar a Ashley Jefferson? Eran demasiadas mis dudas, pero en vez de preocuparme tuve una sensación de bienestar.
De tan sólo pensar en eso, una sonrisa se dibujó en mis labios y la expresión de mis padres cambió: de llorosos y preocupados, a alegres pero a la vez desconcertados. Recordé que mis padres se habían ido a un “viaje de negocios” a Inglaterra.
Aun estaba yo muy débil y todavía no lograba comprender; ¿cómo fue llegué hasta este hospital? Y lo más importante ¿cuánto tiempo había pasado desde aquel momento en la boutique en la cual me desmayé?

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