domingo, 30 de octubre de 2011

The Chronicles of Melany Parker (Cap. 4)

Pasó una semana y nadie me daba una explicación clara del porque yo estaba allí. Un jueves entró la enfermera que me atendía desde el momento en que llegué al hospital:
-Melany, buenos días, te voy a dar tus medicamentos, por favor mantén tu cuerpo recostado hasta que yo levante la camilla, ¿si amor?-
Su nombre era Lucy y su tono de voz era tan dulce, y tenía unos movimientos tan delicados, siempre traía un moño rosa en la falda de su uniforme de enfermera y ella me trataba como si fuera yo su propia hija, aunque la verdad yo no sabía si ella tenía hijos. Además se veía muy joven como para ser madre aún. A mí me gustaba mucho cuando ella me venía a visitar, aun que sea para darme mis medicamentos; porque siempre llegaba con una sorpresa para mí: un osito de peluche, una tarjeta de “Recupérate pronto”, o en algunas ocasiones me iba a cantar un popurrí de canciones que yo ni si quera sabía que existían; eran canciones muy bonitas y melancólicas, pero me gustaban. Ella fue la que me contó todo, desde cómo llegué al hospital, hasta cuanto tiempo llevaba yo internada allí.
Resulta que ya iba a cumplir dos meses de estar en ese hospital… ¡¡¡NO PUEDE SER!!!
Y que me habían acusado de herir a una chica rubia de ojos azules mientras ella llamaba al 911 por una ambulancia y a la policía.  También me dijo que la herida fue una puñalada en su espalda, a la altura de su riñón izquierdo, pero que la chica había logrado sobrevivir y que por eso me tenían detenida. De pronto sentí un tirón en mi tobillo, me voltee para verlo y ahí estaban: unas esposas que brillaban como el sol al medio día y que me apretaban como las botas negras del 21 que me intenté poner cuando mi talla era 24 tratando de lograr tener la medida perfecta para comenzar a ser “linda”. Contemplé durante mucho tiempo esas cadenas, esas gloriosas cadenas que dolía traerlas puestas; no por el dolor que hacían al apretarme, si no porque no había logrado mi cometido de matar a Ashley Jefferson, y que por su culpa pasaría mucho tiempo en el correccional para menores. No valía la pena seguir estando viva, pero a la vez sí.
La rubia había estado sometida durante semanas a unas terapias para superar aquel suceso y poder retomar su “vida normal”. Eso significaba volver a usar millones de productos para el cabello, las más caras joyas y las mejores marcas de ropa; ya que durante unas pocas semanas su aspecto pasó de ser la Reina de Inglaterra, a ser una simple súbdita con pocas probabilidades de vivir. Se salvó de puro milagro, por que el cuchillo había penetrado su riñón izquierdo y había perdido mucha sangre. La persona que la salvó, ya se imaginarán, fue Taylor, mi caballero dorado, él la fue a buscar a la boutique, ya que habían quedado de verse allí y fue cuando la encontró tirada en el piso con mucha sangre sobre sí y una navaja junto a ella; era del mismo tipo de sangre que la rubia. Donó hasta que se sintió débil, ya que la amaba. ¿Por qué él no podía dejar de pensar solo en ella y comenzar a darse cuenta de que hay más personas que lo aman con locura? Creo que es porque yo fui quien la apuñaló.
¿Qué demonios hice? Ahora yo iba a ser la persona más odiada por Taylor Swore. Aquello que más alucinaba estaba pasando: ganarme el odio de mi caballero dorado y ser la peor enemiga de Ashley Jefferson. Mis pensamientos comenzaron a revolverse de nuevo, y mientras Lucy me cantaba una de esas canciones a las que yo no les encontraba sentido alguno, convulsioné otra vez, y me desmayé. Tuve un sueño profundo… un sueño hermoso. Desperté y vi a Lucy preparando algo que parecía algún tipo de medicamento:
-¿qué pasó?-le pregunté.
-Oh por Dios, no puedo creer que hayas despertado. Ya llevabas mucho tiempo durmiendo en esa cama-
-¿Cuánto tiempo exactamente?-
-desde que convulsionaste y te desmayaste la última vez, han pasado 3 semanas-.
Esto no me podía estar pasando a mí. Pero en lugar de pensar en mí le pregunté a Lucy si alguien me había ido a visitar.
-¡claro! Vinieron varias personas- me respondió.
Su respuesta me sorprendió demasiado, pero le pregunté quienes habían venido.
-dos días después de que te desmayaste vinieron tus padres, pero solo estuvieron 25 minutos ya que dijeron que tenían que hacer un viaje muy importante, y luego vino un muchacho… muy guapo, por cierto-.
¿¿¿UN MUCHACHO??? ¿Qué rayos hacía un muchacho visitándome en el hospital? Yo nunca había tenido pretendientes, su respuesta me había entusiasmado mucho pero la verdadera pregunta era ¿quién era aquel muchacho que me había ido a ver?
Tenía que averiguarlo de una forma u otra así que le pregunté directamente a Lucy:
-Lucy por favor tienes que decirme el nombre de ese muchacho… por lo que más quieras. ¡¡DIMELO!!
-¡¡Tranquilízate por favor Melany!! Nunca me dijo su nombre, pero estuvo aquí cuidándote por 3 días, creo que fue un gesto muy lindo de su parte. ¡¡Yo no sabía que tenías novio!!
-ese es el problema, es que nunca  he tenido novio. Ni siquiera un muchacho se había interesado en preguntarme mi nombre…
- ¿Enserio no tienes novio? No te creo, ese muchacho de verdad que se preocupó por ti… y te dejó esta carta. Me dijo que te la diera en cuanto despertaras.
Tome la carta entre mis manos, sentí una curiosidad tan profunda por saber que había dentro de ese sobre color blanco. Tenía escrito “para Melany” en letras cursivas; recordé a mi madre, ella siempre me dejaba notas en mi tocador para que yo las leyera… decían frases como “no tardo mi princesa” o “cuídate mi niña, regreso pronto”. Pero eso fue hace ya muchos años y el tiempo borra memorias y sin saberlo te olvidas por completo de cosas importantes que hiciste. Me perdí entre mis pensamientos y olvidé la carta; regrese al mundo real y la vi, estaba entre mis manos, con el destinatario en tinta azul: era para mí. Una carta solamente para mí…
Lucy salió de la habitación y entonces me quede sola; solamente éramos la carta y yo.
Tenía miedo de abrirla y enterarme de algo que no me gustara, pero eran más mis deseos por saber quien habría sido aquel que me estuvo cuidando durante ese tiempo. No sabía como abrirlo ¿y si lo rompía y al mismo tiempo la carta? Pero me llené de valor y la sacudí para que el papel se fuera al fondo, fue entonces cuando fui cortando la parte izquierda del sobre, con mucho cuidado…
 k


I made this widget at MyFlashFetish.com.