Allí me encontraba yo… llena de soledad, pero, ¿Por qué? Eso me lo preguntaba yo todas las mañanas aunque sabía que la respuesta no la iba a encontrar tan fácilmente.
Mi nombre es Parker, Melany Parker. Una chica de secundaria como cualquier otra, aunque mi nombre podría sonar al de una estrella famosa o al de una gran escritora… no lo era. Vivo en un suburbio, aquí en este pequeño pueblo llamado Stormtown. Tal parece que el nombre le queda perfecto… aquí nunca ha dejado de llover, ni siquiera en navidad, o en mi cumpleaños; aunque no creo que eso le podría haber preocupado a alguien.
No me pregunten si tengo hermanos o hermanas… soy hija única, o al menos eso es lo que sé desde que tengo uso de razón, ya que en este lugar los secretos de cada familia, se quedan en cada familia y al parecer yo no formaba parte de ninguna… o al menos eso parecía. Mis padres viven de hacer viajes… a veces van a Inglaterra, Italia, Paris, Japón, New York, Prada, Egipto, México, Roma… y yo siempre me quedo en casa, pensando en todas las cosas maravillosas que nunca podré hacer. Se van tres o cuatro meses, el viaje más largo fue de dos años, eso significa que no los veo tan seguido como quisiera, pero de esta manera aprendí a valerme por mi misma; ellos habían ido a Inglaterra, y cuando regresaron sólo dijeron: -Melany, ya estamos aquí, ¿podrías prepararnos un té helado?-
Por más que no quisiera, tenía que hacerlo, porque en esta casa no soy más que una sirvienta. Esta es la razón de que yo me sienta tan sola, aunque también… la escuela no me agrada demasiado ya que para poder sobrevivir allí, necesitas tener una reputación o estar en una hermandad. Las hermandades más cotizadas eran, para los chicos, el equipo de hockey de la escuela: Las Águilas azules de la Storm High School. Solamente podrían entrar los chicos con más músculos y con menos cerebro de la escuela, claro, no sería tan difícil encontrar a más de uno con estas cualidades. Pero no hay que dejar atrás a la hermandad más grandiosa e incansable que una chica de secundaria puede llegar a formar parte de: Las Porristas. Entrar en esta hermandad es como si un pequeño e insignificante ratón quisiera entrar en una jaula llena de gatos salvajes, solo que en este caso, esos gatos utilizan demasiados productos para el cabello, un esmalte importado desde Prada, y un perfume de la más alta calidad francesa. La chica más conocida y envidiada de la escuela era Ashley Jefferson, cabello rubio, ojos azules y un cuerpo que hasta Lady Gaga hubiera deseado tener; también era capitana de las porristas, presidenta estudiantil y novia del muchacho más guapo y con quien todas las chicas quisieran tener una cita: Taylor Swore. Tengo que reconocer que él es diferente a los demás chicos, él no tenía la más mínima intensión de ser novio de una chica solo por el deseo de tener a una mujer a su lado para satisfacer sus necesidades sexuales. No, él se preocupaba tanto por Ashley, como un perro guardián cuidando su más preciado hueso y eso era lo que más me gustaba de él, pero yo se que él ni siquiera sabe que existo. No pienso que en esta escuela, aunque sea un solo día alguien llegue a preguntar: -¿alguien ha visto a Melany?-. y mucho menos Taylor Swore.
Si, soñar que quedas en la hermandad más envidiada de toda la escuela, que el niño más popular y guapo te invite a salir y que después de algún tiempo te pregunte si quieres ser su novia sería un sueño hecho realidad para algunas… más no lo era para mí; con excepción, claro, de que a mí sí me encantaría ser novia del chico más popular y guapo de la escuela. Pero de alguna manera u otra yo tenía otros ideales de la escuela secundaria: quería estudiar para ser psicóloga, pero ahora que me doy cuenta, ni yo misma me puedo analizar, mucho menos comprenderme; ¿es tan difícil poder decidir acerca de tu futuro? Yo creo que sí, pues al menos yo ni siquiera sabía que estaba haciendo con mi presente. Como ya he dicho, en la escuela se necesita estar en una hermandad o tener una reputación demasiado buena. En mi caso, yo carecía de una, soy como la oveja negra del corral, el bicho raro que todos quieren pisotear, o como quieran llamarle, al fin y al cabo nadie me tomaba en cuenta en la escuela… ni siquiera mis maestros. Aunque me estuviera me estuviera intoxicando con una sustancia desconocida en plena clase de Biología, el maestro George se preocuparía más por Ashley Jefferson, ya que ella puede hacer una ecuación referente a las calorías, y carbohidratos entre una barra de cereal y una galleta, más no puede ver la diferencia que tiene un árbol de naranjos y otro de limones. No tenía ni idea del porque Taylor Swore estaba con Ashley Jefferson… ella era una cabeza hueca y él… bueno, él tenía mucho que ofrecerle a una chica que de verdad lo quisiera y ella en realidad no estaba tan enamorada como él. Tal vez él se enamoró de ella por su cabellera rubia y brillante, o tal vez por su perfecto cutis, o por su escultural y delgado cuerpo de modelo. Ella era perfecta, pero solamente físicamente, ya que, mentalmente digamos que era un poco tonta. Todo lo contrario a él...
(To be continue...)
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